La espirometría es actualmente la prueba más utilizada para comprobar la función pulmonar. Además, en la atención primaria, contribuye al diagnóstico de diversas afecciones pulmonares y cardiovasculares y desempeña un papel fundamental en su prevención. En la última década, se ha convertido en un estándar en la consulta de los médicos de cabecera [1]. No obstante, es fundamental realizar esta medición de forma adecuada.
En este blog, aprenderá lo siguiente:
La espirometría es un método de diagnóstico no invasivo que mide la función pulmonar a través de la velocidad y del volumen de aire que inhala o exhala una persona. Es una herramienta con una amplia capacidad de uso, incluyendo:
En la consulta general, la espirometría se utiliza principalmente para el diagnóstico precoz del asma y de la EPOC. También se usa para monitorizar factores de riesgo, como el tabaquismo y la exposición al polvo y al gas, así como para controlar a pacientes tratados por problemas relacionados. Además, permite diferenciar entre las afecciones cardiovasculares y respiratorias [1]. De todas estas maneras, contribuye a la reducción del número de pacientes de la atención secundaria y disminuye los costes de la asistencia sanitaria, al mismo tiempo que ofrece resultados de forma rápida al médico de cabecera [3, 4].
Sin embargo, además de ayudar a diagnosticar el estado de los pulmones, también arroja luz sobre la compleja interconexión de los principales órganos (pulmones, corazón y cerebro) con el resto del cuerpo, lo que contribuye a la identificación de sus enfermedades para un tratamiento oportuno. Por este motivo, las pruebas para comprobar la función pulmonar rutinaria deben realizarse en cada paciente que sufre o se sospecha que sufre una afección respiratoria. Este mismo criterio se aplica a pacientes que reciben anestésicos generales, trasplantes y tratamiento para el cáncer y otras enfermedades crónicas [2].
En esta videoconferencia del Dr. Ivan Pecev, se ofrece una presentación detallada del papel de la espirometría en la atención primaria, su medición y su interpretación [1]:
En la atención primaria, la espirometría suele utilizarse para el diagnóstico de enfermedades pulmonares obstructivas como, por ejemplo, el asma, la bronquitis crónica o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Estas afecciones son bastante habituales, y las mediciones de espirometría en la atención primaria son fundamentales en su detección. Por ejemplo, es posible diferenciar entre la enfermedad obstructiva y otras afecciones únicamente mediante la espirometría [5]. La detección precoz de las enfermedades obstructivas a nivel de la atención primaria puede marcar una gran diferencia. Hasta un tercio de los pacientes hospitalizados por EPOC por primera vez no han sido diagnosticados previamente. [6]
El asma es una enfermedad respiratoria inflamatoria crónica de naturaleza obstructiva. Se manifiesta en forma de dificultad para respirar, respiración sibilante, tos y presión en el pecho [13]. Pueden observarse síntomas sumamente similares o prácticamente idénticos en los enfermos de bronquitis aguda, que constituye una afección muy común [14, 15, 16], aunque algunos casos de bronquitis pueden evolucionar a enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cuyo pronóstico es mucho peor [17].
Algunos de estos síntomas, tales como la presión en el pecho, también pueden ser indicio de posibles enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad arterial coronaria (EAC) o incluso el infarto de miocardio (IM). La espirometría ayuda a diferenciar entre estas enfermedades y los problemas respiratorios.
La espirometría en la atención primaria es adecuada para diagnosticar y evaluar la gravedad del asma, ya que permite diferenciar entre enfermedades pulmonares obstructivas y restrictivas, identificando de este modo a las personas con riesgo de desarrollar barotraumatismo pulmonar. Además, permite seguir la historia natural de la enfermedad en el caso de las afecciones respiratorias [18, 19, 20].
De forma menos frecuente, la espirometría también se utiliza para diagnosticar trastornos pulmonares restrictivos que limitan la expansión y, por tanto, el volumen de los pulmones. Sin embargo, la combinación de afecciones y las enfermedades de fatiga muscular respiratoria suelen necesitar pruebas adicionales, normalmente una prueba de laboratorio para comprobar la función pulmonar completa. [3]
La detección precoz y el diagnóstico de las afecciones pulmonares ofrecen las siguientes ventajas: [7]
A pesar de la existencia de numerosas campañas de concienciación y multitud de investigaciones exhaustivas sobre los riesgos que el consumo de tabaco supone para la salud, siguen existiendo numerosos fumadores activos en todo el mundo (con una estimación de 1100 millones) [8]. Afortunadamente, esta cifra está disminuyendo, pero a un ritmo muy lento, lo que expone a muchas personas a un riesgo considerablemente superior de sufrir cáncer de pulmón y de otro tipo, así como a padecer enfermedades cardiovasculares (ECV) y una función pulmonar disminuida en general [8, 9, 10, 11].
La evidencia demuestra que la espirometría podría utilizarse para motivar con éxito a los pacientes a dejar de fumar en las primeras fases de la EPOC; el 13,6 % de los pacientes que recibieron datos espirométricos interpretados dejó de fumar, en comparación con el 6,4 % de aquellos cuyos datos no fueron interpretados. [12]
Desde principios del siglo XX, el esfigmomanómetro se ha considerado esencial para el diagnóstico y el tratamiento de la hipertensión. Este mismo criterio también se aplica en la medición de la glucosa en sangre para diagnosticar y, más recientemente, tratar la diabetes. Por el contrario, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma suelen diagnosticarse y tratarse basándose en la historia clínica y los hallazgos físicos [21], lo que puede dar lugar a diagnósticos erróneos, sobrediagnósticos, infradiagnósticos y tratamientos inadecuados [22, 23].
Las principales referencias, como la Sociedad Torácica Canadiense (CTS), las directrices sobre la EPOC [24] y el asma [25], y las directrices europeas sobre la espirometría de diagnóstico [26], dejan claro que la espirometría debería considerarse una parte del estándar de atención.
En un estudio reciente [27], las pruebas rutinarias de espirometría en la atención primaria se consideraron muy útiles desde el punto de vista clínico por médicos de atención primaria y neumólogos a partes iguales en lo que respecta al 88 % de las pruebas. Además, más del 80 % de las pruebas también se valoraron como buenas en términos de calidad. En lo que respecta al diagnóstico, el nivel de consenso entre médicos de cabecera y especialistas en neumología no fue muy alto, pero esto no resta importancia a la detección de la enfermedad en la atención primaria.
La educación tiene un efecto positivo en la calidad de la espirometría en la atención primaria [28, 29]. Aquí puede encontrar una descripción detallada de todos los valores esenciales de la espirometría y la tecnología para la espirometría precisa a nivel primario y avanzado.
Ivan Pecev, doctor en Medicina
Especialista en medicina de familia
El doctor Pecev es especialista en medicina de familia en la clínica ambulatoria Arcus Medici de Žiri, Eslovenia, donde se hace especial hincapié en el tratamiento moderno y profesional de los pacientes. Para ello, se ha desarrollado un modelo único de tratamiento médico preventivo. Además, es coautor del manual titulado «Physical activity for better health and well-being» (Actividad física para mejorar la salud y el bienestar).