Las constantes o signos vitales indican el estado de las funciones de soporte vital del cuerpo. En los hospitales, las constantes vitales se usan para evaluar el estado de salud actual del paciente y monitorizar el proceso de tratamiento o de recuperación. En este artículo, se presentan las diversas clasificaciones de las constantes vitales, los retos de su monitorización en los hospitales y las soluciones tecnológicas para una medición eficaz de las mismas. Las soluciones se basan en la tecnología digital, especialmente con el uso de dispositivos de diagnóstico conectados e historias clínicas electrónicas (HCE).
En este blog, obtendrá la siguiente información:
Las clasificaciones de las constantes vitales dependen del sistema sanitario y de los entornos clínicos.
En la clasificación que usa 4 constantes vitales principales, estas son: temperatura corporal, presión arterial, pulso (frecuencia cardíaca) y frecuencia respiratoria (ritmo respiratorio), con diferentes valores de referencia para pacientes pediátricos, adultos y ancianos. (Por ejemplo, los niños tienen un pulso mayor que los adultos, y los ancianos tienen una temperatura corporal central más baja). [1] [2] [3] [4]
La quinta constante vital suele ser la saturación de oxígeno, que adquirió relevancia durante la pandemia de la COVID-19 [5]. Otras constantes vitales que ocupan el quinto lugar incluyen el dolor, el nivel de glucosa en sangra e, incluso, el ciclo menstrual [6], [7] [8] [9] [10]. La sexta constante vital depende de la especialidad y puede ser el CO2 espiratorio final (en pacientes traumáticos), la disnea (normalmente en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica), la velocidad de marcha (en las personas mayores), el estado funcional o el delirio [11] [12] [13] [14] [15] [16].
Con las excepciones del dolor (que se autodeclara y, por tanto, es objetivo) y del nivel de conciencia (en función del entorno y de la especificidad, puede medirse con la Escala de Coma de Glasgow, la escala ACVDI, la escala FOUR, etc.), las constantes vitales mencionadas anteriormente pueden medirse con diversos métodos y dispositivos de diagnóstico [3] [4].
La ampliación de las tareas administrativas es un creciente problema en la asistencia sanitaria actual a nivel mundial y una de las principales causas de agotamiento profesional [9] [10] [11] [12] [13] [14]. Las constantes vitales están formadas por numerosos parámetros, por lo que, sin una tecnología digital óptima, el proceso de medición consta de muchos pasos en diferentes dispositivos, seguidos de la introducción manual de los resultados en el gráfico y/o el archivo del paciente.
Varios estudios muestran que el personal de enfermería y los paramédicos tienen el mayor riesgo de sufrir agotamiento [15]. El personal de enfermería suele ocuparse de la mayoría de las tareas administrativas, lo que resulta en menos tiempo para los pacientes [14]. Existe una correlación entre el agotamiento del personal de enfermería y su valoración de la cultura de la seguridad y de la calidad de la atención en el hospital [16] [17] [18]. Esta cuestión resulta preocupante, ya que el personal de enfermería no solo se ocupa de monitorizar las constantes vitales, sino también de identificar sus tendencias y detectar a tiempo cualquier deterioro [19].
Las tendencias de deterioro de las constantes vitales se reflejan en las tasas de fallo de rescate (FdR), es decir, el número de muertes de pacientes inevitables que desarrollaron complicaciones relacionadas con la atención médica, las afecciones subyacentes o la cirugía [20].
Pese a la tan investigada correlación entre el deterioro de algunas constantes vitales horas antes de importantes cuadros clínicos como, por ejemplo, una parada cardiopulmonar, los profesionales médicos pueden tener conocimientos insuficientes sobre la importancia de los cambios de las constantes vitales y cómo impactan en la atención del paciente [21] [22] [23] [24]. Por este motivo, los cambios en las constantes vitales pueden pasar desapercibidos o detectarse cuando es demasiado tarde para actuar [25] [26] [27] [28]. Las razones al respecto son diversas como, por ejemplo, una medición inadecuada, una respuesta inapropiada a valores anormales o políticas poco claras sobre la frecuencia con la que las constantes vitales deberían medirse [5] [29] [30] [31].
El personal de enfermería del hospital suele anotar las constantes vitales de forma manual y transcribirlas posteriormente en la historia clínica del paciente. Este proceso no solo causa errores, sino que también conlleva una cantidad de tiempo significativa. El tiempo medio requerido para medir las constantes vitales y registrarlas a mano puede ser de más de 5 minutos [32] [33]. El uso de HCE es considerablemente más rápido y puede reducir el tiempo invertido a la mitad [34] [35].
Un estudio comparó la puntualidad y la precisión de los datos entre tres protocolos de gestión diferentes para datos de constantes vitales [36]: uno basado en el papel (anotando los datos desde un monitor de las constantes vitales en un trozo de papel y transcribiéndolos en una historia clínica en papel), una combinación de introducción de datos electrónicos y en papel (transcribiéndolos a partir de notas manuscritas en un sistema de HCE en un PC o en una estación de trabajo portátil y con ruedas) y la introducción de datos de la HCE por medio de una tablet fijada junto al monitor de las constantes vitales [36]. El tercer protocolo fue considerablemente más rápido que los otros dos, aunque es probable que hubiese sido aún más rápido si la transferencia de datos entre el dispositivo de diagnóstico y la tablet fuese más fluida.
Las HCE pueden tener muchas ventajas en comparación con las historias en papel. La ventaja más importante es la mejora de la calidad de la atención por muchas razones: mayor eficiencia, menos errores médicos debido a una mayor fiabilidad de los datos y mejora de la accesibilidad de los datos para los profesionales e investigadores médicos [37] [38] [39] [40]. Además, los costes son inferiores y existen menos reclamaciones por mala praxis contra los usuarios de HCE que contra los usuarios de las historias médicas en papel. [41]
Un punto importante que se debe tener en cuenta con el uso extensivo de las HCE son los problemas de la seguridad de los datos [42] [43] [44]. Entre otras cuestiones, estos problemas están relacionados con la formación del personal. La formación desempeña un papel crucial en el éxito y la seguridad de la implementación de las HCE. Si el personal no está adecuadamente formado, aumentará su insatisfacción con el sistema de HCE, lo que puede dar lugar a graves errores médicos [45] [46]. Otro factor decisivo en la implementación de las HCE es la sensibilidad del entorno de trabajo según las necesidades del personal: fomento de la autonomía del personal de enfermería, plantilla de enfermería adecuada, implicación en las decisiones administrativas, trabajo en equipo, flujo de trabajo flexible, etc. [47] [48] [49] [50] [51] Por último, el sistema de HCE debe ser intuitivo y fácil de usar, también en términos de medición de las constantes vitales y de introducción de los datos obtenidos en el proceso. [52]
MESI mTABLET Vitals es una solución todo en uno para monitorizar las constantes vitales. Automatiza mediciones de la presión arterial, de la saturación de oxígeno y de la temperatura (ofreciendo un termómetro sin contacto y de contacto en un mismo dispositivo), al mismo tiempo que permite introducir la frecuencia respiratoria, el dolor y la puntuación de la escala ACVDI de forma manual. La introducción manual está basada en una diapositiva para ahorrar tiempo. También ofrece la puntuación de advertencia temprana NEWS2 S1 automatizada, que ayuda a detectar el deterioro del paciente de forma anticipada y envía alertas basadas en criterios estandarizados.
Tras la confirmación, el resultado de la medición de las constantes vitales se guarda automáticamente en el archivo digital del paciente y se puede acceder al mismo en cualquier momento y compararlo con las mediciones anteriores en forma de gráfico. Su perfecta integración con su HCE reduce los errores y las tareas administrativas.
Todas las herramientas de diagnóstico son inalámbricas, lo que no solo mejora la movilidad y la higiene, sino que también ahorra espacio y aumenta la eficiencia de los flujos de trabajo.
Además del control de las constantes vitales, MESI mTABLET Vitals forma parte del sistema de diagnóstico MESI mTABLET, lo que significa que siempre puede añadir otras herramientas de diagnóstico (ECG, espirometría avanzada, índice tobillo-brazo, etc.), así como aplicaciones clínicas para el tratamiento de heridas y la creación de protocolos. El sistema es escalable, lo que lo convierte en adaptable para diversos departamentos y contribuye al ahorro de costes a largo plazo en comparación con los dispositivos independientes individuales. Esta configuración hace que sea una solución flexible e inteligente para los entornos hospitalarios actuales.