La Enfermedad Arterial Periférica (EAP) puede que no llegue a los titulares de la prensa como el cáncer o el sarampión, o ser mencionado en la misma frase que otras enfermedades cardiovasculares (ECV) más famosas como los infartos o la Enfermedad Arterial Coronaria (EAC), pero en todo caso es un predictor significativo de la salud cardiovascular general. Por desgracia, muchos pacientes con EAP no reciben su diagnóstico.
Se estima que había como mínimo 202 millones de individuos con EAP en todo el mundo en 2010 – hoy este número es posible que sea más alto debido a varias razones [1]. Muchos permanecen sin diagnosticar, incluso si están en un grupo de riesgo de EAP, como los fumadores, que también corren un riesgo significativo de sufrir otras ECV y diabetes (la EAP es 3,5 veces más común en hombres y 8,6 veces más común en pacientes diabéticas femeninas que en no diabéticas) [2, 3].
Estos últimos corren un riesgo especialmente mayor puesto que los síntomas de la EAP pueden confundirse con los de la neuropatía periférica (diabética) (DPN) y, si las pruebas de diagnóstico adicionales no se realizan, esto puede llevar a un mal diagnóstico y un retraso en el tratamiento adecuado. Debería notarse que existe una fuerte correlación entre la EAP y la DPN: los diabéticos con DPN tienen el doble de posibilidades de sufrir también EAP [4].
Del mismo modo, existe una fuerte asociación entre la EAP y un gran número de otras condiciones médicas, particularmente la ECV – las mediciones del índice (de presión) tobillo brazo (ITB) pueden mejorar la precisión de la predicción del riesgo cardiovascular más allá de la FRS (Puntuación de riesgo Framingham) [5]. A pesar de este hecho y de la investigación exhaustiva realizada en su patofisiología y factores de riesgo, la conscienciación general de los efectos negativos/de importancia de la EAP es (desde una perspectiva global) aún baja, notablemente entre la población general que debería ser el objetivo principal de las campañas de conscienciación.
La naturaleza asintomática de un número significativo de casos de EAP (cerca del 40% de pacientes no tienen síntomas) hace que diagnosticar la enfermedad en el tiempo adecuado una tarea difícil sin las herramientas de diagnóstico apropiadas [6, 7]. Estas herramientas de diagnóstico van desde las invasivas, como la angiografía, a las amigables, como la medición del ITB y del índice dedo del pie-brazo (su efectividad en coste está en el mismo nivel), haciendo de la medición del ITB (e IDB) la mejor herramienta para la detección a gran escala de los pacientes potenciales. Los dispositivos de medición del ITB están particularmente bien equipados para este propósito [8]. Pero, dado el gran número de pacientes (así como de no diagnosticados), no hay suficientes, a menudo ahí donde se necesitarían más.
Se estima que había cerca de 8,5 millones de individuos con EAP en los Estados Unidos tan solo en el 2000 – hoy, este número es probablemente un poco mayor debido a la creciente prevalencia global del EAP [9]. El número de prevalencia general (usando nuevos grupos de datos para el período entre 2003 y 2012) se estima en 11,8% [10]. La investigación también ha mostrado discrepancias significativas entre los mayores grupos raciales, indicando que la gente de color están a un mayor riesgo de EAP que la gente blanca [11]. Hablando en términos más generales, se estimó que cerca del 48,0% de los individuos mayores de 20 años de edad tenían algún tipo de EAP en 2016 [12].
Esta situación no es mucho mejor en el continente sudamericano, o más específicamente Brazil. Aunque hubo muy pocos estudios exhaustivos acerca de la prevalencia de la EAP, el número que se cita frecuentemente es 10,5% [13]. En general, las ECV son una significativa carga socioeconómica que sumó cerca del 31% de todas las muertes en 2011 [14].
El estilo de dieta occidental (no saludable) también puede encontrarse por todo el Atlántico, en Europa, además de un gran número de otros factores de riesgo de EAP. Por consiguiente, no debería sorprender que en el Reino Unido la prevalencia (de la EAP asintomática) sea como mínimo del 8,0%, pero debería subrayarse que este número proviene de un estudio llevado a cabo en el 1991 [15]. En general, cerca de 7,4 millones de individuos (en 2019) tienen algún tipo de ECV [16].
Alemania está afectada casi igualmente y se estima que del 3 al 10% de la población tiene EAP [17]. Alemania también tiene índices muy altos de mortalidad relacionada con el ECV (donde es la causa principal de mortalidad general): 43,9% de las muertes en mujeres y 36,1% en hombres en el año 2012 [18].
Francia tiene una prevalencia comparable de EAP, estimada en el 11%, pero debería notarse que igual que en el caso del Reino Unido, estos datos no están actualizados desde el estudio que se llevó a cabo en el año 2000 [19]. Un estudio más reciente conducido en 2006 en pacientes de alto riesgo publicó números mucho mayores – prevalencia superior al 27% (con la enfermedad diagnosticada mediante medición del ITB) [20]. En contraste con muchos otros países, las ECVs no son la causa de mortalidad principal en Francia: en 2013 las ECVs sumaron un 25,1% de todas las muertes y quedaron detrás del cáncer, con un 27,6% [21].
España, de forma similar, tiene una prevalencia menor de ECVs; se estima una prevalencia de EAP entre 3,7 y 7,6% [22-25]. La prevalencia de todas las ECVs fue del 5,7% para los hombres y del 4,5% para las mujeres en 2015 [26].
En comparación con España, Italia tiene una prevalencia de la EAP bastante grande, según datos del 12% en hombres y del 15% en mujeres [27]. La mortalidad por ECVs también es significativa: 35% para hombres y 43% para mujeres [28].
El país vecino, Eslovenia tampoco está (relativamente) libre de la EAP, puesto que se estima que más del 16% de individuos de más de 55 años tienen la enfermedad [29]. Los mayores asesinos son de nuevo las ECVs, sumando un 32% de todas las muertes de hombres y un 47% de las mujeres [30].
Los índices de prevalencia de las EAP son incluso mayores en Suecia, donde se estima que casi el 18% de la población sufre de EAP o alguno de sus síntomas/complicaciones (claudicación intermitente/isquemia grave de las extremidades) [31]. La mortalidad a causa de las ECV es igualmente alta: El 35% de las muertes en 2016 se atribuyeron a las ECV, con el cáncer como segunda causa [32].
Esta situación, desde las perspectivas de la morbilidad y la mortalidad, es aún peor en Rusia. Las estadísticas de la EAP son altamente ambiguas ya que (de momento) no se han realizado estudios epidemiológicos a gran escala y solo existen estimaciones (demasiado bajas) en un intervalo de 1,5-5%, pese al hecho que estas estimaciones se han reconocido como probablemente erróneas incluso por los investigadores que las han realizado [33]. No existe incerteza por lo que se refiere a las ECV en general ya que Rusia todavía tiene uno de los mayores índices de mortalidad relacionada con las ECV en Europa: El 53% de todas las muertes en 2012 fueron causadas por las ECVs [34].
El efecto es aún peor en los países en desarrollo y subdesarrollados de África, especialmente los países subsaharianos. Los índices de prevalencia de la EAP varían entre el 3,1 y el 24% en adultos de 50 años o más, que además reciben muy poco tratamiento [35]. África subsahariana es también la única región del mundo donde los índices de muertes relacionadas con las ECVs aumentó en el período entre 1990 y 2013: El 11,3% de todas las muertes en África en 2013 se debió a ECVs [36].
Una amplia gama de estimaciones acerca de la prevalencia de la EAP se ha postulado de forma similar en la India en ausencia de estudios de gran escala que seguramente usan métodos de diagnóstico más precisos (mediciones del ITB en lugar de la presencia de claudicación intermitente u otros síntomas), a pesar de la alta prevalencia de factores de riesgo de la EAP. La prevalencia es, por supuesto, particularmente alta en la gente mayor (la edad avanzada es un factor de riesgo), con un estudio (llevado a cabo en el Estado de Kerala) que cita la cifra de 26,7% para los pacientes en el grupo de 60-79 años [37]. Otros estudios estiman que existen al menos 41 a 54 millones de individuos con PAD en la India [38]. Las ECVs en general son la causa principal de mortalidad en la India, responsables de al menos una cuarta parte de todas las muertes – el 80% de estas a causa de EAC [39].
Australia, por otro lado, tiene índices de prevalencia de la EAP comparables con otros países occidentales, alrededor del 15% [40]. Sin embargo, debería notarse que no todos sus habitantes están igualmente afectados. Los aborígenas australianos tienen un riesgo 3 veces mayor de desarrollar EAP que los no aborígenas y tienen un riesgo 5 veces mayor de sufrir una afección cardiovascular (debido a la prevalencia significativamente superior de factores de riesgo) [41]. Por cierto, la prevalencia de las ECVs fue del 22% entre los australianos entre 2014 y 2015 y casi un tercio de todas las muertes se relacionó con ECVs [42].
En resumen, se calcula que los índices de prevalencia de la EAP aumentarán en la mayoría de países debido a un aumento del número de pacientes con diabetes, fumadores y una población en general envejecida.
La prevalencia de la diabetes está aumentando en los países desarrollados y los países occidentales, tales como los Estados Unidosy el Reino Unido, especialmente entre jóvenes y niños, y países en desarrollo de bajos y medianos ingresos [43-45]. Los países en desarrollo también lo tienen peor por lo que respecta a los índices de tabaquismo puesto que son el hogar de la mayoría de fumadores de todo el mundo y se proyecta que su número aumentará en el futuro [46]. Aún así, incluso con sólidos programas de prevención en vigor, sistemas del cuidado de la salud excelentes y una notable conscienciación acerca del EAP, algunos países desarrollados están luchando contra el aumento de su prevalencia. Alemania, por ejemplo, está peleando con la creciente carga socioeconómica relacionada con la Isquemia Crítica de las Extremidades (CLI), una etapa avanzada de la EAP que a menudo termina en amputación [47].
La creciente prevalencia de la EAP, particularmente en las naciones en desarrollo, requerirá una mayor inversión en el aumento de la conscienciación de la enfermedad, en la población general y los médicos, y la propagación de herramientas de diagnóstico para la detección a gran escala sobre la base de una medición del ITB.