La enfermedad arterial periférica es un problema circulatorio habitual en el que se reduce el flujo sanguíneo de las arterias estrechadas a las extremidades.
Cuando se desarrolla la EAP, las extremidades —normalmente, las piernas— no reciben suficiente flujo sanguíneo para responder a la demanda, lo que provoca diversos síntomas, siendo el más notable el dolor en las piernas al caminar (claudicación intermitente).
Más del 70 % de los pacientes no son conscientes de la enfermedad porque no sienten ni reconocen los síntomas hasta que se producen graves complicaciones.
Es probable que la EAP sea un indicio de una acumulación más generalizada de depósitos de grasa en las arterias (aterosclerosis). Esta afección puede reducir el flujo sanguíneo que llega al corazón y al cerebro, no solo a las piernas.
Un diagnóstico precoz de la EAP en la atención primaria resulta crucial.
El 70 % de los pacientes con EAP no experimentan síntomas y no están diagnosticados. Las asociaciones de cardiología recomiendan realizar un examen del índice tobillo-brazo en todo el grupo de riesgo de la EAP para una detección precoz de la enfermedad.
Todas las personas dentro del grupo de riesgo deberían examinarse de EAP/EAMI.