La enfermedad arterial periférica (EAP) es una afección frecuente, pero infradiagnosticada, a menudo con graves consecuencias, que pueden incluir la muerte, accidentes cerebrovasculares, cardiopatías coronarias, amputaciones, demencia y deterioro cognitivo [1]. Por lo tanto, un diagnóstico tardío representa una carga significativa para la asistencia sanitaria, tanto en términos financieros como de personal. A continuación, encontrará las últimas directrices sobre la enfermedad arterial periférica a grandes rasgos. También puede descargarlas como un práctico folleto de 4 páginas.
En este blog, obtendrá información sobre los siguientes temas:
En comparación con el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, la EAP está subestimada y poco estudiada. Esto también se debe a su naturaleza normalmente asintomática:
Muchos pacientes no tienen síntomas de claudicación intermitente (dolor de pierna debido a la obstrucción del flujo sanguíneo) o no se mueven lo suficiente para mostrar los síntomas [2]. A veces, la dificultad a la hora de caminar se atribuye al envejecimiento habitual o a enfermedades como la artritis [1]. Sin embargo, de acuerdo con el registro REACH (siglas en inglés de «Reducción de la Aterotrombosis para Mantener la Salud»), los pacientes con EAP tienen una probabilidad de 1 sobre 5 de sufrir un accidente cardiovascular en un año (en comparación con la probabilidad de 1 sobre 6 de los pacientes coronarios y de 1 sobre 7 de los pacientes con un historial de accidente cerebrovascular) [3].
Se recomienda realizar chequeos sistemáticos del ITB para todos los grupos de riesgo. La medición del IDB o la medición simultánea del ITB y del IDB deben utilizarse si se sospecha de la existencia de calcificación arterial medial como, por ejemplo, en los casos de ERC o diabetes.
Recientemente, se han publicado tres grandes directrices en el ámbito de la EAP, especialmente la Declaración Científica de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA), las Directrices de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y el Consenso Intersocietario para el Tratamiento de la Enfermedad Arterial Periférica (TASC-II). Estas directrices varían en cuanto a su enfoque y, en parte, a su terminología.
La Declaración Científica de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) utiliza el término EAP como abreviatura de la enfermedad arterial periférica de miembros inferiores, la forma más frecuente de EAP. Se centra principalmente en la concienciación de la enfermedad y en las carencias en el tratamiento de esta afección. Por consiguiente, se presentan los últimos datos epidemiológicos y diagnósticos de forma muy detallada.
Las Directrices de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) concentran todas las formas de la EAP (es decir, todas las enfermedades arteriales, salvo las que afectan a las arterias coronarias y a la aorta), incluyendo la EAMI (enfermedad arterial de miembros inferiores) y muchas otras. Por ello, el término EAP suele utilizarse en plural. El enfoque de estas Directrices se centra en la definición médica de las diferentes formas de EAP y en las recomendaciones clasificadas de sus tratamientos.
El TASC-II es un sucesor del Documento de Consenso Intersocietario Transatlántico para el Tratamiento de la Enfermedad Arterial Periférica (TASC, 2000). De forma similar a la Declaración de la AHA, tiene por objeto informar no solo a los especialistas vasculares, sino también a los médicos de atención primaria. Al igual que ocurre con las Directrices de la ESC, presenta una clasificación de las recomendaciones para el tratamiento de la EAP. El documento se centra en la «EAP de la pierna» [5].
La última Declaración Científica de la AHA insta a la amplia práctica de la detección de la EAP con la medición del ITB en las siguientes poblaciones:
También destaca los siguientes factores de riesgo no convencionales:
Puede encontrar más información sobre la Asociación Estadounidense del Corazón y su Declaración Científica en este informe detallado. Una importante distinción es que la Declaración también destaca el estilo de vida sedentario, los factores medioambientales (contaminación atmosférica) y la depresión como factores que contribuyen a la EAP, a diferencia de las otras dos directrices menos recientes.
Las últimas directrices de la ESC subrayan un enfoque interdisciplinario para tratar la EAP, reivindicando lo que llaman un «equipo vascular». Una historia clínica detallada (factores de riesgo cardiovasculares, comorbilidades y síntomas en diversos territorios vasculares) y un examen físico del paciente son aspectos cruciales. Lo mismo se aplica a la evaluación del estilo de vida, la dieta y la actividad física. Se recomienda el uso de cuestionarios detallados durante el proceso.
En estas directrices, el ITB se considera una herramienta útil no invasiva para diagnosticar y controlar la EAMI, así como un importante marcador del riesgo de ateroesclerosis y cardiovascular en general.
Las directrices de la ESC recomiendan una medición temprana del ITB para:
Además de los factores de riesgo de la EAP, el TASC-II se centra en las consecuencias de la EAP, incluidas, entre otras:
En este documento, el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares en los casos de EAP está asociado a la gravedad de la EAP, que se define mediante la medición del ITB.
El TASC-II señala que la identificación temprana de la EAP en pacientes con riesgo de desarrollar problemas en los pies es esencial para evitar la amputación. [5] Esta afirmación está muy en línea con las Directrices de la ESC, publicadas una década más tarde, donde se afirma que el ITB puede ayudar a identificar el riesgo de una persona a sufrir accidentes en las extremidades inferiores para evitar heridas en los pies. [1]
En cuanto a las heridas crónicas, determinar la terapia correcta es esencial, ya que las consecuencias de aplicar compresión en el caso de pacientes con arterias no comprimibles pueden ser sumamente graves. Las directrices de la Sociedad de Enfermería de Heridas, Ostomía y Continencia (WOCN) [4] afirman que debe realizarse una medición del ITB antes de prescribir una terapia de compresión para la insuficiencia venosa, el riesgo trombótico o las úlceras de miembros inferiores. El TASC-II ofrece los siguientes valores de referencia para la medición del ITB [5]. Estos valores se presentan a continuación, junto con las directrices de la WOCN para la compresión médica:
Una conclusión importante que se extrae de estas tres últimas directrices sobre la enfermedad arterial periférica es que la EAP es una enfermedad compleja que refleja muchos factores, como la genética, el estilo de vida contemporáneo (comportamiento sedentario), la calidad medioambiental y la actividad física, así como aspectos mentales de nuestro ser, como la depresión [1]. Cada nuevo conjunto de directrices revela más información sobre este fenómeno complejo, pero cada vez mayor, y el precio adicional que tendremos que pagar si esta afección sigue infradiagnosticándose.
La evidencia de las últimas directrices sobre la enfermedad arterial periférica muestra que la EAP es un importante indicador de accidente cerebrovascular e infarto de miocardio, y, por lo tanto, está muy asociada con la mortalidad. También está relacionada con graves complicaciones, como la amputación y la isquemia aguda de las extremidades, que afectan profundamente a la calidad de vida de una persona [1]. Por lo tanto, un diagnóstico tardío representa una carga considerable para el paciente y la atención sanitaria. El diagnóstico de la EAP con el ITB, especialmente en grupos de alto riesgo, está asociado a una reducción de costes considerable y a un aumento de años de vida ajustados por calidad.
Las mediciones del ITB con dispositivos estándar, como la sonda Doppler portátil, requieren mucho tiempo y deben llevarse a cabo por personal formado especializado. Esto hace que resulte difícil acceder a las mediciones del ITB con métodos tradicionales y puede provocar que muchos pacientes con EAP permanezcan sin diagnosticar ni tratar.
Las soluciones digitales cubren satisfactoriamente este vacío y hacen que los exámenes sean más eficaces y prácticos.
Con los equipos modernos, como el dispositivo básico MESI ABPI MD o el dispositivo inteligente MESI mTABLET ABI, la medición del ITB solo tarda un minuto. Puede estar disponible fácilmente en la atención primaria y en diversas áreas, como el cuidado de heridas, donde permite distinguir entre heridas venosas y arteriales, así como determinar la terapia de compresión adecuada y detectar la EAP en pacientes de alto riesgo, incluidos los diabéticos.
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