We're sorry but mesimedical.com page doesn't work properly without JavaScript enabled. Please enable it to continue.
MESI logo
  1. Inicio
  2. es
  3. retos en podolo ...

Retos en podología


LinkedIn icon Facebook icon

Los trastornos del pie, del tobillo y de los miembros inferiores pueden tratarse satisfactoriamente a nivel de la atención primaria o a través de perfiles médicos, como los podólogos, pero algunas afecciones precisan de un enfoque multidisciplinar. Por tanto, poder compartir fácilmente los resultados de la medición de diagnóstico y otros datos entre diferentes especialistas es una necesidad. Normalmente, se trata de una cuestión más fácil de decir que de hacer, especialmente si se utilizan historias en papel y se invierte más tiempo en realizar un seguimiento de quién tiene qué documentación y dónde. Las historias clínicas electrónicas (HCE) son mucho más versátiles cuando se trata de compartir datos. Algunas pueden integrarse fácilmente con dispositivos de medición de diagnóstico digitales, que pueden mejorar considerablemente los flujos de trabajo en cualquier consulta de podología.

En este blog, obtendrá la siguiente información:

¿Qué afecciones del pie, de la pierna y de los miembros inferiores pueden requerir un enfoque multidisciplinar?

Afecciones relacionadas con la diabetes

La diabetes es un trastorno multisistémico cuyo tratamiento requiere un enfoque multidisciplinar coordinado por un diabetólogo (control eficaz de los niveles de glucosa). La diabetes afecta a todas las partes del cuerpo humano, incluyendo las extremidades inferiores, lo que puede tener un impacto de diversas formas, tanto visibles como ocultas. Un ejemplo de la afirmación anterior es el pie diabético, causado principalmente por la enfermedad arterial periférica (EAP), la neuropatía sensorial o, a menudo, ambas (en diversos grados) ​[1]​. Se estima que, en 2016, la prevalencia global de los problemas de las extremidades inferiores relacionados con la diabetes era de aproximadamente 131 millones de personas ​[2]​. En torno a 4,3 millones de ellas sufrieron amputaciones y no recibieron una prótesis, mientras que 2,5 millones se sometieron a una amputación y se les facilitó una prótesis [2]. Sin embargo, muchas amputaciones podrían haberse evitado con un control eficaz y oportuno de la diabetes. Las amputaciones suelen (en hasta el 85 % de los casos) estar precedidas de úlceras, que deben diferenciarse de forma adecuada para recibir un tratamiento con la ayuda de una evaluación vascular​[3]

Afecciones vasculares

La mayoría de las úlceras de las extremidades inferiores es venosa, englobando en torno al 72 % de todos los casos, seguidas de las úlceras por insuficiencia arterial (isquémicas), con una prevalencia comprendida entre el 10 % y el 30 %, y de las úlceras neuropáticas, con una prevalencia de entre el 15 % y el 25 % ​[4]​. Estas últimas se encuentran más frecuentemente en los pacientes con diabetes, que pueden tener úlceras de etiología mixta (hasta el 20 % de los diabéticos tiene ambos tipos, neuropáticas y por EAP) ​[4]​. El tratamiento siempre depende del tipo de úlcera. Por ejemplo, las úlceras venosas e isquémicas tienen tratamientos ampliamente diferentes, que abarcan desde una perspectiva económica (las de tipo arterial suelen tener un tratamiento más costoso) hasta la gravedad de otras cardiopatías asociadas.

La relación entre úlceras isquémicas, EAP y aumento de la mortalidad cardiovascular está bien establecida, pero los estudios también han averiguado que las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir trombosis venosa, sin que se les haya diagnosticado, también tienen una mayor probabilidad de padecer úlceras venosas [5] [6]. La trombosis venosa profunda (TVP) puede ser difícil de diagnosticar, ya que puede mostrar una amplia variedad de síntomas y signos que podrían atribuirse a otras afecciones (podológicas). Los signos explícitos, como la flegmasia cerúlea dolens, son poco frecuentes e incluso pueden llegar a ser diagnosticados erróneamente como celulitis, por lo que es necesaria (ante la falta de herramientas de diagnóstico, como la venografía de contraste) una consulta con un dermatólogo ​[7]​. Para conocer el papel del índice tobillo-brazo y de la velocidad de onda de pulso en el examen arterial, haga clic aquí.

Afecciones dermatológicas

Al igual que otras partes del cuerpo, las extremidades inferiores pueden verse afectadas por una serie de afecciones dermatológicas, que pueden requerir la experiencia de un dermatólogo o incluso de tratamiento oncológico. El melanoma maligno del pie es un buen ejemplo de una afección grave que requiere atención médica urgente. Se estima que aproximadamente entre el 3 % y el 5 % de todos los melanomas cutáneos aparece en el pie y puede ser difícil de reconocer en las primeras fases (especialmente en la unidad ungueal y en la superficie plantar) ​[8][9]​. Por tanto, los melanomas malignos del pie conllevan un peor diagnóstico en comparación con un melanoma que aparezca en otras partes del cuerpo, especialmente si se metastatizan y requieren un tratamiento completo y agresivo ​​[9]​. 

Tumores del pie y del tobillo

La incorporación de un oncólogo al tratamiento podológico también resulta necesaria cuando se sospecha que el paciente puede tener tumores óseos (del pie y del tobillo). El cáncer óseo del pie y del tobillo suele ser raro; solo el 6 % aproximadamente de los tumores óseos ocurre en el pie, y únicamente en torno al 25 % de los mismos es cancerígeno ​​[10]. Aun así, un diagnóstico oportuno puede ser difícil debido a diversos motivos, entre ellos, las masas tumorales visibles rojas e inflamadas, que podrían confundirse con gota (y viceversa) ​​[11][12]​. 

Afecciones reumáticas

La gota se ha conocido históricamente como «la enfermedad de los ricos», ya que, tradicionalmente, solo las personas acomodadas podían acceder a los tipos y cantidades de comida y bebida que daban lugar al desarrollo de la enfermedad. Actualmente, se sabe que las causas alimentarias solo representan el 12 % de los casos, pero la gota se ha vuelto mucho más prevalente en todos los estratos sociales[13]​. La prevalencia varía según la región y el país, que abarca desde más del 10 % (ciertos grupos indígenas) hasta entre el 1 % y el 4 % en Norteamérica y Europa Occidental [14]​. Sin embargo, tanto la prevalencia como la incidencia están aumentando en muchos países desarrollados debido al auge de la prevalencia del síndrome metabólico, la enfermedad cardiovascular y las enfermedades renales, que son factores de riesgo bien reconocidos de la gota [15] [16] [17]​. Por tanto, los pacientes con gota suelen requerir un enfoque de tratamiento holístico que implique no solo a podólogos y reumatólogos, sino también a cardiólogos, nefrólogos y diabetólogos. Estos últimos deberían incluirse si el paciente presenta artropatía de Charcot, una afección que aparece con más frecuencia en las personas diabéticas y que está causada por afecciones que disminuyen la sensación periférica, la propiocepción y el control de la motricidad fina [18]​. 

Afecciones neurológicas

En la atención primaria, la neuropatía periférica diabética (NPD) tiene una prevalencia comprendida entre el 2,4 % y el 24,1 %, siendo esta cifra aún mayor en la atención secundaria, donde llega a alcanzar el 31,1 %. La NPD también requiere la atención del neurólogo, especialmente en pacientes con neuropatía periférica diabética dolorosa (NPDd), que necesitan medicación para tratar el dolor ​[19] [20]​. Esta misma afirmación se aplica a pacientes con neuroma de Morton, síndrome del túnel tarsiano (STT) o síndrome de Raynaud (también conocido como fenómeno de Raynaud), aunque en diversos grados.

Tanto el neuroma de Morton (cinco veces más habitual en las mujeres que en los hombres) como el STT (de prevalencia desconocida y normalmente infradiagnosticado) presentan síntomas dolorosos y sensaciones físicas que son difíciles de distinguir de otras afecciones de las piernas y de los pies, además de requerir la incorporación de un neurólogo para diagnosticarlos y tratarlos ​​[21]​ ​[22]​. 

En los pies, el síndrome de Raynaud suele presentarse con síntomas visualmente explícitos y la sensación de tener los dedos del pie fríos y de sentir pinchazos de «clavos y agujas» cuando su temperatura cambia de fría a caliente (o la remisión de los estresores emocionales) ​[23]​​. Al menos, en aquellas personas con síndrome de Raynaud primario (la forma más habitual, que representa hasta el 90 % de los casos), la afección es ampliamente inofensiva, pero desagradable, aunque, en casos muy raros, puede dar lugar al desarrollo de gangrena. Sin embargo, aquellas personas que sufren síndrome de Raynaud secundario (asociado a una serie de otras afecciones) pueden padecer una grave afección subyacente como, por ejemplo, la enfermedad de Lyme ​[23][24]​​.

Infecciones

En torno al 70 % de las infecciones de Lyme empieza con un sarpullido típico (normalmente en forma de «escarapela») que debería ser fácil de identificar por un podólogo, aunque debería consultarse a un dermatólogo sobre la naturaleza de dicho sarpullido [25]​. También debería consultarse a un infectólogo si se sospecha de la presencia de osteomielitis (tras un traumatismo visible o si el paciente es diabético o consumidor de drogas por vía intravenosa), ya que algunos de sus síntomas (dolor y enrojecimiento de la piel) son similares a muchas otras afecciones podológicas y dermatológicas ​[26]​. La colaboración con un infectólogo y un dermatólogo es también necesaria si existen indicios de infección por estafilococos, que suelen presentarse en pacientes diabéticos con úlceras del pie y están asociados a un aumento de la mortalidad en comparación con los pacientes sin dicha infección ​[27]​. El intercambio eficaz de los resultados de la medición de diagnóstico y de otros datos del paciente entre todos los especialistas que lo tratan puede contribuir de forma importante a la velocidad y al éxito del tratamiento.

¿Cómo compartir fácilmente la documentación fotográfica y otros datos de diagnóstico para obtener una segunda opinión o la opinión de un especialista?

Los exámenes de la pierna y de los pies pueden dar lugar a una gran cantidad de datos de diagnóstico que quizá sean difíciles de almacenar, organizar y compartir con otros profesionales médicos, especialmente la captura fotográfica de los cambios y de las mejoras a nivel patológico. Introduzca MESI mTABLET, un sistema de diagnóstico que incluye una tablet médica certificada con una cámara integrada para documentar de forma práctica los cambios en la piel, las heridas y el progreso del tratamiento. Las fotografías y las mediciones de diagnóstico (el índice tobillo-brazo, el índice dedo del pie-brazo, la velocidad de onda de pulso, etc.) pueden guardarse automáticamente en el sistema de HCE del usuario. Si es necesario, las fotografías y los resultados de las mediciones de diagnóstico pueden compartirse de inmediato para obtener una segunda opinión o la opinión de un especialista. El destinatario no necesita un dispositivo MESI mTABLET, pero recibirá el resultado en un archivo PDF con los datos del paciente anonimizados de acuerdo con la legislación. Todo esto contribuye a un trabajo de diagnóstico más rápido y a mejores resultados del paciente.

¿Cómo llevar a cabo exámenes vasculares en la consulta de podología?

Muchas afecciones podológicas tienen varias causas y requieren una estrategia terapéutica integral. Esta situación suele implicar a otros especialistas médicos, particularmente al tratar enfermedades sistémicas, como artritis (reumatología), diabetes (diabetología) y enfermedades cardiovasculares (angiología y cardiología). Por tanto, una evaluación en la clínica de podología también debería incorporar un examen vascular. Descubra más información sobre los factores de riesgo significativos que afectan a los pacientes podológicos y un método sencillo para examinar a aquellos que podrían estar en riesgo de sufrir EAP.