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Retos y tendencias de la telemedicina


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En muchas áreas de la medicina, la telemedicina puede ofrecer un valioso servicio complementario. Su uso aporta una mejor calidad del servicio, una atención domiciliaria optimizada, una reducción de costes y la disminución de las transmisiones de enfermedades. Sin embargo, la adopción de la telemedicina sigue siendo relativamente baja debido a sus muchas especificidades (por ejemplo, exámenes físicos limitados) y a la fase inicial de su desarrollo (seguridad y calidad de los datos, diferentes niveles de digitalización entre regiones y países, retos legales y remuneración).

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En este blog, obtendrá la siguiente información:

¿Cuáles son las ventajas de la telemedicina?

La telemedicina ofrece bastantes ventajas en comparación con el tradicional enfoque presencial en la consulta médica. Aunque la telemedicina no puede sustituir la presencia física por completo, la combinación de ambos enfoques puede ser muy eficaz, lo que permite reducir el número de visitas presenciales a un grado considerable.

Mejor acceso a los servicios sanitarios

Como es natural, la telemedicina beneficia a los pacientes que viven en comunidades aisladas o regiones remotas. El enfoque remoto también resulta útil en los pacientes con movilidad reducida y en aquellos que viven en centros de atención asistida, lo que les ahorra el transporte posiblemente difícil y doloroso a la clínica. Un ejemplo de estos pacientes son las personas que sufren la enfermedad de Parkinson (especialidad de teleneurología) [1].

Atención domiciliaria optimizada

En un sentido más amplio, los servicios de telemedicina pueden verse como aspectos médicos de los servicios de asistencia domiciliaria. La telemedicina puede comprender visitas de médicos de familia y enfermeros al domicilio de los pacientes y el intercambio de las mediciones de diagnóstico del paciente con un especialista o la consulta remota del médico de atención primaria. En este caso, ofrece directamente otras ventajas de la asistencia domiciliaria: ventajas psicológicas de los pacientes que se quedan en casa (por ejemplo, personas mayores), mejor calidad de la atención y mayores niveles de seguridad. Para obtener más información sobre la asistencia domiciliaria, consulte este artículo.

Reducción de costes

Si la telemedicina conlleva una visita domiciliaria por parte del profesional médico, existe una reducción del coste relacionado con el desplazamiento de la visita al profesional sanitario, el coste del personal de asistencia que recibe al paciente, la administración, etc. Según algunos estudios, los ahorros pueden ser importantes [2] [3]. Asimismo, se ha demostrado que la asistencia domiciliaria es mucho más económica que el desplazamiento del paciente a un hospital, especialmente para someterse a chequeos básicos [4]: ofrecer mediciones de diagnóstico, como el ECG en el domicilio del paciente o en una residencia de la tercera edad, también reduce el número de hospitalizaciones innecesarias.

Disminución de las transmisiones de enfermedades infecciosas

Si puede evitarse la atención hospitalaria a través de la telemedicina, no puede tener lugar la transmisión de enfermedades infecciosas. Las afecciones que pueden estar presentes en los centros sanitarios (especialmente, los hospitales) incluyen la COVID-19 y la infección por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM). Evitar estos entornos reduce el riesgo de muerte prematura en pacientes con un sistema inmunitario debilitado [5] [6] [7] [8] [9].

¿Cuáles son los retos de la telemedicina?

Hay disponible un número limitado de tipos de evaluaciones

Si la telemedicina se entiende como un chequeo a larga distancia sin la presencia personal del profesional médico, el inconveniente más obvio de este sistema es la incapacidad de llevar a cabo exámenes físicos, que incluyen cualquier aspecto, desde modalidades de diagnóstico sencillas, como la auscultación y la palpación, hasta resonancias magnéticas, análisis de sangre y biopsias. (Las posibles limitaciones de la telemedicina dependen del tipo de campo médico). Algunos diagnósticos pueden admitirse de forma excelente con diferentes dispositivos para llevar y de escritorio con vistas a la monitorización remota de las constantes vitales del paciente (por ejemplo, en la telecardiología).

Pese a los avances en videotecnología y dispositivos para la transmisión de vídeo en streaming (por ejemplo, smartphones, tablets y otros dispositivos con cámaras integradas), la telemedicina sin una visita domiciliaria del profesional médico puede dar lugar a errores médicos que sería menos probable que ocurrieran en los exámenes presenciales. Un profesional médico experto puede decir mucho del estado de salud del paciente con tan solo observar cómo se mueve y se comporta [46]. Al carecer de información en persona, los profesionales médicos pueden correr el riesgo de determinar un diagnóstico erróneo o prescribir más o menos fármacos de los necesarios [10] [11]. Los pacientes pediátricos se encuentran en especial riesgo, debido también a que su peso es un elemento fundamental para determinar niveles farmacológicos [12].

En este caso, un concepto telemédico en el que el paciente recibe la visita domiciliaria de un profesional médico (por ejemplo, un enfermero) que lleva a cabo un examen en persona y transmite los datos de las pruebas de diagnóstico a la consulta del médico remota puede ser una buena solución. Existen soluciones de evaluación médica con historias clínicas electrónicas (HCE) integradas, en las que los resultados de diagnóstico se almacenan al instante y pueden compararse con los resultados previos del paciente. Un ejemplo es el sistema de diagnóstico MESI mTABLET.

Calidad de los datos

Los equipos de telecomunicaciones actuales y los protocolos de transferencia de datos pueden garantizar una alta calidad de los datos, pero pueden verse afectados por la calidad de la infraestructura (internet). Por ejemplo, algunas localidades tienen acceso a una banda ancha de internet fiable, mientras que, en otras, esta es deficiente. Por tanto, la fiabilidad de internet puede desempeñar un importante papel en determinados diagnósticos. Un estudio ha descubierto que una disminución del ancho de banda de internet y la consecuente reducción de la calidad de vídeo pueden dar lugar a mediciones imprecisas de coordinación de la motricidad fina (pruebas FTT y FNT) [13].

De forma similar, la calidad de los datos obtenida de los dispositivos para llevar puede no ser coherente debido a la variabilidad tecnológica entre dispositivos, incluso si están diseñados para medir las mismas constantes vitales. Por este motivo, puede resultar difícil establecer estándares comunes para evaluar la calidad de los datos [14].

Problemas por la seguridad de los datos

Un estudio de 2021 llevado a cabo por la empresa de ciberseguridad Kaspersky Lab halló que el protocolo Message Queuing Telemetry Transport (MQTT), un protocolo comúnmente usado con el fin de transmitir datos de dispositivos de monitorización para llevar (no solo médicos), indicó al menos 90 vulnerabilidades. [15] Los ciberataques contra la asistencia sanitaria en general están en auge y adquirieron prominencia durante la pandemia de la COVID-19, cuando una parte importante de los pacientes empezó a usar la telemedicina por primera vez [16].

Brecha digital

Es poco probable que los servicios de telemedicina se utilicen por personas mayores o sujetos con ciertas discapacidades [17] [18] [19] [20] [21] [22] [23] [24]. Varios estudios demuestran que las personas de edad avanzada (en torno a los 80 años, de media) son más reticentes a utilizar servicios de telemedicina sin contacto personal por diversos motivos [25] [26]. Principalmente, es posible que las personas mayores no tengan suficientes conocimientos para usar dispositivos, como ordenadores portátiles y smartphones (y, normalmente, no tienen acceso a ellos). Por tanto, se necesita asistencia para el uso de los servicios de telemedicina, especialmente en pacientes con la capacidad cognitiva disminuida [27].

Por tanto, esos grupos, así como los pacientes que requieren un examen físico, estarían mejor atendidos con un «enfoque híbrido». Un buen ejemplo práctico es el examen domiciliario llevado a cabo por un profesional médico utilizando un sistema de diagnóstico portátil con intercambio de los datos al instante.

Retos legales y relacionados con la remuneración

Como parte de los servicios sanitarios, la telemedicina está sujeta a una estricta normativa y, como es natural, la normativa siempre progresa de forma mucho más gradual que el avance tecnológico, lo que hace que la adopción y la implementación de la telemedicina sean bastante lentas. Asimismo, existen diferencias considerables entre países y sus normativas.

En Estados Unidos, por ejemplo, es ilegal que los profesionales médicos ejerzan fuera del estado (incluso a través de la telemedicina) sin obtener primero una licencia para practicar la medicina en otro estado [28] [29] [30]. En otras palabras, un profesional médico no puede tratar a un paciente utilizando servicios de telemedicina si ambos no se encuentran en el mismo estado. Asimismo, los profesionales médicos deben obtener un consentimiento informado, como harían en una consulta presencial, y deberían informar al paciente acerca del uso de cualquier aplicación móvil o software de terceros durante una consulta de telemedicina debido a los riesgos de ciberseguridad [31] [32] [33] [34] [35] [36] [37].

En Alemania, la telemedicina comprende una amplia variedad de servicios, desde centros telemédicos para consultas a distancia con pacientes hasta visitas en persona por parte de médicos de familia y enfermeros, que, a continuación, transmiten los resultados de la medición de diagnóstico a la consulta del médico de familia remoto. Lea más en este artículo.

La inadecuación y, en ocasiones, la ausencia total de remuneración es otro obstáculo significativo para lograr un mayor uso y aceptación de la telemedicina. Este problema varía según el país [38] [39] [40] [41] [42] [43] [44] [45].

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